ha colocado una lámina anti-viento de color rojo,
generando un juego sutil de colores, que se exhi-be
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para el pasante atento.
Los arquitectos concibieron el edificio basándose
en las estrategias pasivas tradicionales del Medi-terráneo:
orientación hacia sur de las estancias
principales, inercia térmica (conseguido a través
de un alto aislamiento térmico), una muy buena
protección solar y la posibilidad de realizar ventila-ción
natural nocturna en verano.
A estos conceptos tradicionales, se le han añadi-do
soluciones “high tech” de la tecnología de cons-trucción
actual: hermeticidad al paso de aire y una
ventilación de confort.
Estos ingredientes han llevado el edificio a cum-plir
con el estándar más exigente en términos de
eficiencia energética, Passivhaus. De este modo,
el edificio anticipa lo que se exige desde la Unión
Europea para los edificios de energía casi nula,
obligatorio a partir del 31 de diciembre del 2020
para edificios de uso privado.
La hermeticidad al paso de aire no tiene que con-fundirse
con la “respiración” del edificio. La piel del
edificio está muy abierta al paso de vapor de agua
(entre interior y exterior) – o sea “respira” muy
bien. No obstante, el edificio solo deja pasar muy
pocas infiltraciones de aire (en francés, se conoce
bajo el concepto de “ventilación parasitaria”). De
este modo, se reducen las pérdidas energéticas,
tanto en verano como en invierno, se consigue un
alto aislamiento acústico, y se garantiza un con-fort
térmico muy alto en invierno. Con las infiltra-ciones
controladas, se evita además la entrada de
vapor de agua desde el interior del edificio hacia la
propia construcción, garantizando así una mayor
longevidad de la casa. Para conseguir el control
de las infiltraciones, los arquitectos concibieron
desde la fase de proyecto la llamada “línea del lá-piz”,
concepto creado por el Passivhaus Institut,