Ahora, con una pequeña distancia de respeto, se
está construyendo un edificio de 20 metros de an-cho
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y 65 metros de largo hacia el antiguo edificio:
es completamente de madera y tiene una forma
muy individual. Como una oruga, el cuerpo del edifi-cio
marcha a lo largo del carril a un ritmo regular.
Sus listones verticales de madera se adaptan de
forma natural y armoniosa al paisaje, donde sigue
a su predecesor, el edificio vecino, que es tan bajo
como este y tiene una gran ventana cuadrada en
el medio. Esto crea una relación óptica y también
crea una conexión debido a la altura. En frente
del edificio hay un estacionamiento “interior” para
scooters y juegos para niños.
Actualmente, el vivero se está desarrollando en
la dirección noreste. Debajo de un relieve del edi-ficio
puede deslizarse en el “Kinderhaus am En-tenbach”,
en el que cada grupo de niños tiene su
propio nicho de entrada: azul, rosa y amarillo. El
esquema de color es de Monika Heiss. “Para noso-tros
era importante diseñar el jardín infantil como
un pueblo”, dice Bernardo Bader. “En realidad, las
casas individuales que están conectadas entre sí
tienen cierta naturalidad”, añade Bader.